Monreal y Sánchez Cordero. La pinza de Morena

#LaCuartaTransformaciónVa
En el año 216 antes de Cristo, Aníbal Barca definió el triunfo a su favor en la batalla de Cannas, utilizando una maniobra envolvente en contra del ejército enemigo.
Desde entonces, este movimiento estratégico ha estado presente en buena parte de las grandes batallas que han librado los hombres, a través de su historia.
Se trata de una acción de encapsulamiento que ante el ataque frontal enemigo, permite, en una maniobra de aparente debilidad, dejar penetrar al agresor hasta un punto predeterminado, donde los flancos de los atacados se desplazan en forma rápida, para crear una bolsa en la que queda atrapado el oponente. Se le envuelve y ataca desde todas partes entonces, impidiendo al mismo tiempo, la llegada de auxilio oportuno que pueda romper la pinza.
En política práctica, que a fin de cuentas adquiere rasgos de guerra en muchos aspectos, este tipo de movimientos se presentan también.
Un ejemplo claro de esto en nuestro país, lo vemos en la alianza que conformaron desde tiempos de Carlos Salinas de Gortari y Diego Fernández de Cevallos, los partidos políticos PRI y PAN, misma que permitió la consolidación del neoliberalismo en México, envolviendo y combatiendo dentro de la bolsa que crearon, a los grupos opositores que hoy (afortunadamente), ya son gobierno.
En el momento de transformación que vive el país, donde las reformas importantes que impulsa el gobierno del presidente López Obrador, tocan a la puerta, se hacen necesarios ajustes políticos, que permitan contar con un Congreso de la Unión bien aceitado, para impulsar los cambios indispensables que se encuentran en la agenda de este segundo trienio de gobierno.
El más importante que estamos atestiguando, se verifica en la Cámara de Senadores, a la que regresa la exsecretaria de Gobernación y ministra en retiro, Olga Sánchez Cordero.
Los analistas que juegan cotidianamente al "bote pronto", sin esperar a ver cómo se ajustan las piezas en el tablero, hablaron de manera inmediata, de un golpe directo a Ricardo Monreal, actual representante de la fracción parlamentaria de Morena en la Cámara Alta. El golpe venía, según su apreciación, desde presidencia y debía ser considerado como un "ajuste de cuentas" en contra de Monreal, por la derrota de Morena en la capital del país en las pasadas elecciones, en donde se dice, Monreal operó para que se consumara la derrota. Esto no es así. Desde antes del regreso de Sánchez Cordero al Senado, Monreal estaba operando para que la hoy senadora, ocupara la presidencia de la Mesa Directiva en esta Cámara. No hubo sorpresa de por medio.
Monreal sabía el porqué de este movimiento y se comprometió con el mismo de inmediato.
Si algo hay que reconocerle a Ricardo Monreal en la actualidad, es su capacidad indiscutible para la operación política. Son muchos años y muchas tablas las que tiene el senador y sabe moverse en el agitado ambiente político que vive México en la actualidad.
Si hubiera sentido como amenaza a sus intereses personales, el regreso de Olga Sánchez Cordero al Senado, habría tomado medidas inmediatas para contener la caída de sus aspiraciones. Pero nada de esto pasó. Por el contrario, operó para que la ministra en retiro consiguiera hacerse de la presidencia de la Mesa Directiva, solo con el voto en contra de la fracción panista.
Había una razón sólida para este movimiento.
Desde hace un buen tiempo, hemos visto como los grupos conservadores alineados a los requerimientos de Claudio X González, han operado políticamente, bajo la asesoría e impulso dentro del INE y el Poder Judicial, de un exministro acusado de corrupción, durante su paso por la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Un exministro con fuertes lazos dentro de los órganos "autónomos", tipo INE. Un exministro que aún tiene influencia dentro del Poder Judicial.
Se trata de José Ramón Cossío Díaz, quien también tiene fuerte presencia dentro de los medios de comunicación que hoy trabajan a diario en favor de la cusa conservadora. Hay que ver cómo lo cobija Carmen Aristegui dentro de sus muy cuestionables "mesas de análisis".
Cossío Díaz operó con fuerza, para que se diera el "golpe" dentro del Tribunal Electoral, que pretendía colocar en la presidencia del mismo, a un magistrado con afinidad declarada hacia Felipe Calderón. Se habla también de que el trabajo sucio que realiza el INE para sacar vía express, una Ley Reglamentaria a la Revocación de Mandato, ya aprobada por la Cámara de Diputados, tiene la marca de Cossío Díaz en su letra.
En el Senado, se requería con urgencia, un contrapeso que frenara en seco, la asesoría mañosa de Cossío Díaz. La interpretación de la Ley por parte del bloque opositor dentro de esta Cámara y en el INE, parece estar siempre ajustada a la letra de la Carta Magna, sin ser esto verdadero.
La llegada de Olga Sánchez Cordero a la presidencia del Senado, tiene como objeto dirigir el debate político, dentro de normas constitucionales vigentes y ajustadas a la interpretación más sana de la Ley. Lo primero que hace la exministra, al frente de la Mesa Directiva, es señalar que ninguna Ley diseñada por organismos o autoridades administrativas, puede estar por encima de lo que determine el Congreso. El documento que prepare el INE, deberá ajustarse íntegramente a la Ley que fue aprobada por los congresistas.
El INE no tiene facultades para legislar por su cuenta, pasando por alto lo que hayan determinado legalmente cualquiera de las Cámaras.
A eso llega Olga Sánchez Cordero al Senado. Hay que sacar las reformas importantes para el país y se requiere para ello la presencia de alguien que haga contrapeso a la oscura presencia de Cossío Díaz que se mueve entre telones.
Monreal atenderá la operación política en favor de Morena, como hasta ahora. La exministra conducirá la Mesa Directiva por el rumbo de la legalidad constitucional, sin permitir que se viole el contenido de la Carta Magna, con argucias de leguleyo.
Se trata de una pinza que cuenta con la fuerza de la mayoría parlamentaria necesaria.
La misión es envolver a la oposición que intenta el retorno de la corrupción al gobierno.
Sacar las reformas transformadoras, utilizando la experiencia de Monreal y Sánchez Cordero, en el ámbito de competencia de cada uno de ellos. Cerrar la tenaza que acabe con los sueños conservadores para alcanzar un triunfo en 2024. No permitir cambios "a modo" que limiten el alcance de la transformación.
Es un golpe seco al neoliberalismo parlamentario, al INE y a un Poder Judicial que ha demostrado trabajar bajo consigna y en favor del conservadurismo.
Hoy, todos estos poderes fácticos saben que pueden quedar atrapados dentro de la bolsa que les está preparando la Cuarta Transformación. Hay preocupación en sus filas.
Estemos al pendiente de lo que sucede dentro del Congreso, que redefine su relación de fuerzas en estos días.
La guerra fuerte, la lucha importante para conseguir los cambios relevantes para el país, va a comenzar.
Malthus Gamba